LA SEGUNDA GUERRA CARLISTA

El destronamiento de Isabel II en 1868 produjo un vacío de poder que abría nuevas posibilidades para el carlismo. El nuevo pretendiente, Carlos VII, guió una doble estrategia de partido. De un lado, la presencia parlamentaria, concurriendo a las elecciones y manteniendo una intensa actividad propagandística. La segunda, la preparación de una insurrección militar que conectara con la tradición armada del carlismo como forma de llegar al poder. Al final se impuso esta última desencadenando la Segunda Guerra Carlista, que agitaría a buena parte del país entre 1872 y 1876

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